Muchas veces nos preguntan qué puede hacer un economista en una empresa. La respuesta es: puede hacer muchas cosas.
En general, lo que hacemos es utilizar los conceptos y herramientas aprendidas para poder asignar los recursos que tiene la empresa (personal, tiempo, dinero, bienes, entre otros) de forma eficiente para poder alcanzar una mayor rentabilidad de la empresa. Es decir, analizamos como asignar los recursos de manera tal de maximizar los ingresos y/o minimizar los costos de la empresa. Esto nos separa de los contadores, lo aclaro porque muchos nos confunden con su actividad y para ello voy a detallar algunos ejemplos que pueden explicar la diferencia.
Por ejemplo, si consideramos el análisis financiero de la empresa, contamos con conocimiento de herramientas financieras para poder medir y valorar el dinero en el tiempo. De esta forma armamos flujos de caja, que son proyecciones en el futuro para un determinado periodo de tiempo con el objeto de poder planificar las entradas y salidas de dinero y poder determinar con antelación los momentos en que puedan existir faltantes de caja y en los momentos que puedan existir sobrantes de caja. De esta manera, analizamos distintos activos financieros (bonos, acciones, letras, entre otras) donde invertir los sobrantes o analizar las posibilidades de endeudamiento cuando existan faltantes de caja. A su vez, analizamos cuáles de esos activos son más rentables (donde conviene invertir) como también qué línea de financiamiento es la mejor para la empresa de acuerdo a la performance de la misma.
Otro ejemplo se relaciona con las decisiones de inversión. Invertir significa sacrificar recursos que la empresa tiene hoy para poder utilizarlos en el futuro. Esto implica que esas inversiones deben generar un rendimiento futuro que debe compensar este sacrificio. Para medir ese rendimiento realizamos evaluaciones de proyectos, en las cuales proyectamos en el tiempo los flujos de dinero que conforman los distintos proyectos y calculamos indicadores de rentabilidad que nos ayudan a medir si dichas inversiones son rentables o no. Para hacer estos análisis y proyecciones también nos valemos de la macroeconomía, es decir utilizamos nuestros conocimientos para poder vincular diversas variables y determinar cómo éstas pueden impactar en el análisis. Por ejemplo, analizamos como una devaluación del tipo de cambio puede impactar en la inflación y como esta inflación impacta en nuestra proyección del proyecto. También analizamos el riesgo que implica realizar estas inversiones y para esto utilizamos diferentes técnicas para medirlo.
Estudiar economía, aparte de aprender varias teorías, modelos y mucha matemática, implica haber adquirido una capacidad de abstracción con la cual podemos relacionar muchas variables que se conectan de alguna manera para poder inferir un determinado resultado y analizar cómo el mismo impactará en la macro o en la micro (empresa, individuos).
En esta Argentina donde tenemos una macroeconomía tan inestable nos hemos convertido casi todos en “expertos” en predecir algunos resultados futuros. Sin embargo, ahora con este nuevo paradigma económico que estamos viviendo con el gobierno de Milei, debemos empezar a repensar el futuro porque aparecen nuevos escenarios en los que no estamos acostumbrados a vivir, como por ejemplo escenarios macroeconómicos con baja inflación y con superávit fiscal. Para poder interpretarlos, analizarlos y asesorarlos sobre como asignar los recursos escasos que tienen las empresas e individuos en forma eficiente es que estamos los economistas.